Por: Gustavo Castro Caycedo. Cuando Édgar Hozzman supo que conocí personalmente y admiré a Monseñor José Joaquín Salcedo Guarín, pionero de la radio de América Latina y adelantado en el modelo mundial en educación a distancia, me invitó a escribir sobre él, a propósito de la celebración de su centenario, (nació en Corrales, Boyacá en
Por: Gustavo Castro Caycedo.
Cuando Édgar Hozzman supo que conocí personalmente y admiré a Monseñor José Joaquín Salcedo Guarín, pionero de la radio de América Latina y adelantado en el modelo mundial en educación a distancia, me invitó a escribir sobre él, a propósito de la celebración de su centenario, (nació en Corrales, Boyacá en 1921), que se celebrará el 8 de diciembre.
Lo hago con inmenso agrado porque como hombre de medios desde muy temprano conocí su inmensa obra que trascendió internacionalmente desde cuando fundó ACPO, Acción Cultural Popular, cuya “hija mayor” fue Radio Sutatenza, la más poderosa potencia en antena en la historia de América Latina. Parte de los datos de esta nota sobre la gigantesca obra de Monseñor Salcedo, los extracto en la extensa y magnífica biografía suya, escrita por Edgar, un protector, (con cercanía familiar), del maravilloso legado de José Joaquín Salcedo, “Juaco”, como él lo llama.
Colombia está en deuda con Monseñor Salcedo, lo están los políticos, el clero, y muy especialmente quienes dizque escribieron “la historia de los 90 años de la radio en Colombia”, y que con desprecio inexplicable y callan sus hazañas, (que de hecho conocen), pero que vetaron.
Pero tan despreciable mezquindad, (como la de un ‘alcalducho’ de su tierra), no logra opacar siquiera en un “lumen” la vida y obra magnificas de Monseñor Salcedo, un insigne gigante de la radio de América Latina, admirado mundialmente.
Uno de los peores pecados de quienes escriben la historia es vetar, censurar, negar con el silencio, ignorar y desconocer con impudicia a quienes la han escrito magníficamente con hechos inocultables; a quienes han sido grandes, como si desconociendo sus inmensos logros consiguieran borrar su reconocido protagonismo, como el de este prohombre que hizo grande a la radio colombiana y que simultáneamente sembró cultura, educación y bienestar entre millones de humildes pero valiosos ciudadanos de Colombia.
LE HABÍA EXPRESADO A PEDAZOS MI “FIEBRE” POR LA RADIO
Bordeaba yo mis 25 años cuando Conocí a Monseñor Salcedo dentro de un ascensor, él tenía sus oficinas en el edificio Cardenal Luque, en la carrera 10a entre calles 19 y 20, y yo desempeñaba una gerencia de IBM de Colombia, en el piso 10 de la misma edificación.
Con el pasar del tiempo e infinidad de saludos dentro del elevador, un día me invitó a visitarle pues le había expresado “a pedazos” que desde niño “mi fiebre” era la radio; y que sentía admiración por lo que él había logrado con Radio Sutatenza. Entre un tinto y otro pude apreciar privilegiadamente la profundidad de su obra y de su pensamiento; la sencillez de su espíritu innovador, creativo, enfundado entre una coraza de tenacidad, de fe en lo que hacía, y de lucha por superar cada día lo hecho el anterior.
Allí, conocí también al sacerdote Darío Castrillón Hoyos, que por entonces era su fervoroso y fiel asistente, y quien luego sería Cardenal. Este, cada vez que tratábamos el tema de la radio, encumbraba las acciones de Monseñor Salcedo; me contaba de su gran prestigio internacional, de los ambiciosos planes de su Acción Cultural Popular; y de su incansable fe en el poder de la radio para educar.
Por esa época los críticos de televisión; los altos ejecutivos de la radio privada; los eminentes de la academia, los gobiernos, los ministros de Educación, e infinidad de instituciones y personajes internacionales alababan los desarrollos de la radio educativa de Monseñor Salcedo, a diferencia de los “historiadores” que con mezquindad lo han ignorado al llenar páginas destacando sus propias “maravillas” en la radio colombiana.
HAY QUIENES CUENTAN LA HISTORIA COMO LES DA LA GANA
Pero bueno, sabemos bien que en Colombia hay personas que en varias temáticas cuentan la historia como les da la gana, mutilando verdades, ocultando capítulos destacadísimos, tal vez porque opacando a los grandes, como Monseñor Salcedo son más notorias ”sus hazañas”. Pero mejor, dejo a un lado lo que la “cacareada” historia de la radio calló, y me ocupo de algunas, tan solo de algunas de las que en verdad Monseñor Salcedo fue destacadísimo protagonista.
Qué gusto me da poder ilustrar a algunos “historiadores de la radio colombiana”, sobre quién fue, sobre algunas, (solo algunas) de sus realizaciones y ejecutorias; y sobre la importancia internacional de Monseñor Salcedo, quien realizó su sueño y trascendió con sus ideas en todos los gobiernos colombianos y en innumerables instituciones internacionales, como la Unesco.
“MONSEÑOR SALCEDO LOGRÓ TODO PARTIENDO DE LA NADA”
“Logró hacer realidad su fantasía de seminarista que soñaba con educar a sus hermanos campesinos, en un país tan difícil y desigual como la Colombia de 1947”. Y 40 años después, su sueño realizado fue ejemplo a seguir a nivel mundial.
Monseñor Salcedo, fue catalogado como uno de los diez personajes más sobresalientes del siglo XX de Colombia, y uno de los 100 en el mundo. Se constituyó en un ícono positivo de imagen colombiana internacionalmente. Fue admirado por muchos de quienes escribieron la historia del siglo XX, pero perversamente ignorado por la clase política; combatido por algunos “notables del clero”; y vetado en el recuento de los 90 años de la radio colombiana.
Fue un gran visionario del poder de la radio con las Escuelas Radiofónicas, para educar al pueblo campesino, a distancia, llegando a todos los rincones de la patria. Lo identificaron como “el seminarista rebelde, preocupado por la educación de los menos favorecidos”.
Radio Sutatenza, su inmensa obra, fue la cadena radial más potente que ha tenido Colombia, y la de mayor cubrimiento en Sur América. Desde 1955 Monseñor José Joaquín Salcedo, fue una verdadera institución mundial.
JOSEF FRINGS LE PRESENTÓ AL CANCILLER ADENAUER
A nivel nacional se convirtió en el mágico gestor de la educación a distancia, pionero de la radiodifusión y masificador de la radio transistorizada en los campos, los pequeños municipios y las ciudades intermedias.
“La importancia que le dio la Unesco a las Escuelas Radiofónicas influyó en la General Electric, que invitó en 1949 al Monseñor Salcedo a los Estados Unidos, para que diera a conocer integralmente el proyecto de la educación a distancia, idea que “vendió” a los gringos.
Las compañías RCA y Westinghouse, se interesaron en el proyecto de ACPO; la General Electric le donó un transmisor de 1.000 vatios de potencia con su antena, 150 receptores y otros implementos más.
Pero eso no fue todo; El Papa Pío XII tuvo en cuenta la obra del padre Salcedo, y elevó la dignidad de obispo de Tunja a de Cardenal. El primero, Crisanto Luque, creyó desde siempre en la idea que lo apasionaba. Alfabetizar a los campesinos colombianos.
En Alemania, el cardenal de Colonia Josef Frings, le presentó al histórico Canciller Konrad Adenauer.
El presidente Rojas Pinilla exaltó, a Acción Cultural Popular, y “apoyó su protección legal y económica para desarrollar su campaña de alfabetización y educación básica a nivel nacional”.
En Sutatenza, este sacerdote visionario, expandió la radio milagrosa que comenzó a educar al pueblo campesino, a distancia. De pequeña población, se convirtió en un municipio modelo de Colombia gracias a la influencia y acción de Monseñor Salcedo: sus calles fueron pavimentadas; construyeron institutos para auxiliares de las Escuelas Radiofónicas, instalaron transmisores.
Construyeron la sede de ACPO y las residencias de la Unesco, donde se alojaban innumerables visitantes internacionales que llegaban allí a conocer la obra de Monseñor. Se abrieron las granjas experimentales para los alumnos de las Escuelas Radiofónicas y para los niños huérfanos del padre Luna. Montar el alumbrado público, el alcantarillado, la arborización de los parques, hasta un teatro.
QUE GRATO RECORDAR A ESTE LIDER IMPARABLE
Qué grato es recordar hoy a este hombre titánico, líder imparable en crear y construir con base en una radio magnífica y gigante, con su gran personalidad hizo realidad un imposible: alfabetizar y educar primero a los campesinos de la región, y luego a los de toda Colombia, tras ser enviado como coadjutor del párroco de Sutatenza, Boyacá, en el bello Valle de Tenza. Pueblo que convirtió en una ciudad moderna dotada de todo lo mejor volviendo famoso su Acción Cultural Popular (ACPO), emitió la señal de Radio Sutatenza que llegó a muchos miles de escuelas que contaban con receptores transistorizados beneficiando a muchos miles de alumnos guiados por auxiliares campesinos.
Monseñor salcedo, además, producía los cursos de alfabetización, matemáticas, cívica, religión, historia, español y geografía, para los campesinos, a quienes les enseñaban a cuidar adecuadamente sus tierras y su ganado, y a mejorar sus condiciones de vida, higiene, esparcimiento y nutrición. Los libros de la biblioteca campesina alcanzaron ventas de siete mil unidades por día.
Todos los presidentes lo apoyaron, hasta la Junta Militar de Gobierno, menos el Doctor Laureano Gómez, quien ofreció al “curita” Salcedo, apoyo económico para ACPO, siempre y cuando cambiara los estatutos y la Presidencia nombrara a los miembros de la junta directiva de esa entidad. ¡Pero con su dignidad en alto: ¡Monseñor lo rechazó!
El 6 de septiembre de 1948, el presidente Mariano Ospina Pérez inauguró oficialmente Las Escuelas Radiofónicas, que fortalecieron a Acción Cultural Popular, ACPO, dirigida a mejorar la vida del campesino en: salud, alfabeto, número, economía, trabajo y espiritualidad, sin apartarlo de su parcela e incrementando sus conocimientos de agricultura y ganadería.
Como complemento se imprimieron cartillas sobre usos campesinos, contrataron técnicos agrícolas y visitadores, construyeron edificios y levantaron granjas e institutos que iniciaron labores en 1954, en los que dictaron cursos para dirigentes y líderes campesinos.
MONSEÑOR SALCEDO FUE EXALTADO POR PÍO XII Y PAULO VI
En la década del sesenta ACPO se vinculó a la creación y desarrollo de la Acción Comunal y la Reforma Agraria; y trabajó de la mano con los Cuerpos de Paz. Imprimió las cartillas, (de distribución gratuita), Básica, Hablemos bien, Cuentas claras, Nuestro bienestar, Suelo productivo, Comunidad cristiana
.
José Joaquín Salcedo fue exaltado a monseñor por el Papa Pío XII. Y en 1965, Paulo VI lo nombró Protonotario Apostólico, Monseñor de grandes méritos. A finales de 1956 inauguró los estudios de Radio Sutatenza en Bogotá
Aparte de que Monseñor José Joaquín Salcedo fue pionero de la radiodifusión colombiana; gestó la revolución del transistor en el mundo.
Monseñor Salcedo masificó la radio en Colombia e Hispanoamérica gracias a la revolución del transistor, receptores de radio que eran fáciles de operar, ligeros en tamaño y peso y al alcance de la economía campesina y de las personas de bajos recursos.
En 1961, ACPO recibió los primeros 10.000 radios transistorizados fabricados por Phillips en Holanda, ejecución con las Escuelas Radiofónicas, que fue conocida a nivel mundial como “la revolución del transistor”.
En febrero de 1963, Monseñor se convirtió con 100.000 receptores transistorizados adquiridos a Toshiba, en el primer comprador de estos en el mundo; para destinarlos a la radio educación a distancia.
En 1963 ACPO inició la descentralización, y su primera meta fue Antioquia; luego la Costa Caribe, y el Valle del Cauca. El gobierno holandés, donó los transmisores Phillips, pusieron al aire sus emisoras, potentes con 100 kilovatios en antena en Medellín y con 120 kilovatios en Magangué.
y como muchas de las contradicciones y desdichas nuestras, amenazado de secuestro y muerte, y hostigado por algunos obispos que no estaban de acuerdo con las reformas de los estatutos de ACPO, Monseñor José Joaquín Salcedo Guarín, decidió exiliarse en Miami, donde falleció el 2 de diciembre de 1994.
Esta nota de exaltación a un prohombre internacional puede ser utilizada libremente por quienes en el futuro decidan escribir una historia completa y fiel de la radio colombiana.
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