DESHOJANDO MARGARITAS Por Margarita Suárez Trujillo.- Las iguanas bebés son una divinidad, pero cuando se convierten en plaga son un problema de marca mayor. En la elevada temperatura de Neiva las iguanas pequeñas adquieren un color verde más claro para soportar mejor el calor. La edad de la iguana también influye en su color, las
DESHOJANDO MARGARITAS
Por Margarita Suárez Trujillo.-
Las iguanas bebés son una divinidad, pero cuando se convierten en plaga son un problema de marca mayor. En la elevada temperatura de Neiva las iguanas pequeñas adquieren un color verde más claro para soportar mejor el calor. La edad de la iguana también influye en su color, las más jóvenes tienen un verde más intenso.
Su piel les permite mimetizarse en la vegetación. Son mascotas adorables hasta que se propagan en exceso. Me encantaba verlas correteando por el patio, pero las pillé comiéndose las orquídeas. Tanto esperar para disfrutar estas bellas flores y cuando estaban más lindas… chao.
Dos iguanas bebés estaban clavadas de cabeza sobre las canastas donde están las plantas de “mayos” o “catleyas”, como también se denomina a la flor nacional. Sólo se les veía la cola y en un principio creímos que eran culebras. ¡Qué susto! También se devoraron parte de nuestra huerta, les encantan las hojas de toronjil, no les gusta la ruda ni la albahaca.
Está comprobado que transmiten la salmonella, una enfermedad bacteriana que afecta el aparato intestinal. Llegan a ser una plaga incontrolable debido a que se reproducen anualmente y una hembra puede poner alrededor de 50 huevos. Al ser una especie exótica realmente no tiene depredadores naturales, por lo que su población se ha disparado.
Para complicar el panorama, pueden vivir hasta 8 años en zonas silvestres. Su población es alarmante, pero más aún el hecho de que logra afectar nuestro ecosistema. Averiguamos por estrategias para mantenerlas alejadas sin hacerles daño.
Como repelente, recomiendan las cáscaras de huevo. Se deben dejar partidas en dos en los sitios donde estos reptiles pasan con frecuencia. La razón por la que funciona es porque las iguanas al verlas piensan que están cerca de un depredador, motivándolas a no transitar por dichas zonas. Las cáscaras se deben cambiar cada tres semanas hasta que dichos animales desistan de entrar a nuestro jardín. Su instinto de conservación que para algunos es inteligencia, les indica el peligro.
También se recomienda ahuyentarlas colocando una bola de naftalina cada 50 cm en las zonas donde se pasean, para formarles una frontera que impida su acceso. Estoy experimentando ambas cosas, les contaré los resultados.
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