Sildana Díaz vestía el uniforme militar de manera permanente en sus últimos años de vida que transcurrieron en el Huila. Clara Eugenia Montenegro Trujillo, quien fuera la última esposa de Paulino Díaz, el único hijo de Sildana Díaz, la primera mujer soldado de Colombia, nos resume la historia de la ecologista que vistió el uniforme
Sildana Díaz vestía el uniforme militar de manera permanente en sus últimos años de vida que transcurrieron en el Huila.
Clara Eugenia Montenegro Trujillo, quien fuera la última esposa de Paulino Díaz, el único hijo de Sildana Díaz, la primera mujer soldado de Colombia, nos resume la historia de la ecologista que vistió el uniforme militar hasta el último día de su vida, cuya gran parte transcurrió en Neiva, Huila.
Clara Montenegro y su esposo Paulino Galindo QEPD.
Santandereana
La historia comienza con el origen de Sildana. Nació en un pueblo de Santander llamado Curití. De padres campesinos, toda su parentela reside en Santander. Tuvo varios hermanos y su madre murió siendo Sildana muy joven. Su padre se volvió a casar, lo que causa la decisión de irse con su hermano para Caldas, Quindío, a trabajar como recolectora de café en las fincas.
Sildana Díaz vestida de militar.
Su hijo
Perdió la pista de su hermano, pero allí conoció el hombre que le cambió su vida, el padre de su único hijo Paulino Díaz, a quien nunca le reveló el nombre de su progenitor. Ella se llevó el secreto a la tumba. Después que nació Paulino, Sildana siguió trabajando, mientras el bebé permanecía jugando entre una caja de madera.
Cali
Paulino estudió hasta cuarto de primaria en colegio público, allí se relacionó con gente de Cali, que lo motivaron a trasladarse a vivir a la capital del Valle. Residían en un taller de ingenieros que construían carreteras por toda Colombia. Madre e hijo cuidaban la maquinaria.
En el Lago del Batallón Tenerife en Neiva, en 1978, Sildana apoyada en su bastón alimentaba los peces y cuidaba los animales en las jaulas.
Sildana se sentía como un soldado más. Sin embargo, cuando su salud empezó a deteriorarse le dispusieron una silla a la entrada de los dormitorios, para que pudiera descansar.
Sildana en el Parque Santander de Neiva, junto a la plantación de bambú y la jaula de loros, micos y palomas que ella cuidaba con esmero.
Este era el lago del Parque Santander donde habitaban babillas y tortugas que atraían a los visitantes. Hasta 1970 cuando desapareció por la remodelación del lugar, Silvana alimentó a los animales.
Tejía bolsos
Para ayudarse en los ingresos Sildana preparaba y vendía cocadas y otras golosinas. Paulino salía a venderlas. También tejía bolsos de cabuya y su hijo iba al cementerio en las tardes a recoger agua y venderla a los que iban a visitar las tumbas. Paulino fue creciendo, tuvo muchas amistades que le cogieron cariño por su honradez y educación.
Sildana Díaz.
Huila
Los ingenieros terminaron la obra y se trasladaron para el Huila. Como Paulino ya sabía algo de mecánica, le pidió al ingeniero jefe que le diera trabajo. Se lo llevaron en la caravana, pero Sildana se quedó en Cali. Poco a poco Paulino se hizo más experimentado en su oficio ya que en el taller había aprendido bases de mecánica.
Obras
Consiguió amistades que le cogieron cariño y obtuvo trabajo como mecánico en obras municipales. También laboró como jefe de talleres en empresas particulares y públicas, hasta que se pensionó.
Casa
Sildana llegó al poco tiempo de estar su hijo en Neiva, quien le compró una casa en el barrio La Libertad. Ella se hizo conocer por su amor a los animales. Un comandante del ejército, Pepe Rivas, le dio la autorización de vestir el uniforme de soldado militar y la nombraron protectora de los animales.
Cuidaba las babillas
Sildana cuidaba las tortugas y babillas de un estanque que había en el parque Santander en Neiva. Así fue pasando el tiempo y Paulino se vinculó al fútbol y se convirtió en un gran deportista, viajando por todo Colombia jugando con el Deportivo Huila.
Tumbas
Sildana cuidaba las tumbas de los militares en el cementerio. La veían seguido en la del prócer Cándido Leguízamo, así fue como le inventaron una historia de que era la madre de un militar muerto en combate. Pero eso era fábula porque su único hijo fue Paulino Díaz. Sildana fundó un cementerio para soldados caídos en guerra, en el Batallón Tenerife, el cual todavía existe. Sus restos reposan allí.
Monumento al héroe Cándido Leguízamo en el cementerio central de Neiva que Sildana cuidaba celosamente.
Traslado
La esposa del fallecido Paulino Díaz, lo acompañó en la ceremonia que presidieron los comandantes del Batallón Tenerife y la Novena Brigada, para exhumar los restos de Sildana y trasladarlos al cementerio del Batallón Tenerife.
No tuvo hijos
Paulino no tuvo descendencia ni con su primera esposa Alicia, una educadora, ni con Clara Eugenia Montenegro. La casa que le había regalado a Sildana, Paulino la cedió a una Fundación que ofrece almuerzos a los ancianos de bajos recursos de Neiva.
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