Robinson Silva, el Julio Jaramillo colombiano, con su hijo Robin Santiago y el periodista Ernesto Salazar Cabrera, quien logró esta entrevista exclusiva con el ganador de Yo me Llamo 2018, de Caracol Televisión. El encuentro se produjo en la finca donde el artista pasa la pandemia, mientras puede volver a los escenarios. Por: Ernesto Salazar
Robinson Silva, el Julio Jaramillo colombiano, con su hijo Robin Santiago y el periodista Ernesto Salazar Cabrera, quien logró esta entrevista exclusiva con el ganador de Yo me Llamo 2018, de Caracol Televisión. El encuentro se produjo en la finca donde el artista pasa la pandemia, mientras puede volver a los escenarios.
Por: Ernesto Salazar Cabrera.-
Compitió con 80 mil aspirantes.
Visitamos al Julio Jaramillo colombiano en su finca familiar de Gigante, Huila, donde se dedica con entusiasmo a las labores del campo. Reside con sus padres, María Irma Gómez y Severiano Silva Jiménez, algunos hermanos y su hijo Robin Santiago, de 4 años.
Tienen gallinas que producen huevos para el sustento diario. Aquí, en la labor de recolección, acompañando a sus padres.
Persistencia
El artista ganador del concurso “Yo me llamo” logró el triunfo después de muchos esfuerzos, gracias a su persistencia. Fue un trabajo durante 18 años para perfeccionar la imitación de la maravillosa voz del desaparecido artista ecuatoriano Julio Jaramillo.
Le gustan mucho las actividades del campo, como en este caso recoger el producto de la arveja que tienen sembrada.
Orígenes
Nació el 13 de junio de 1982 en San Andrés, Tello, en el Huila. Es el segundo de siete hermanos: Diana Cristina, Robinson, Fabio Nelson, Cristian Jesús (su representante), Rubén Darío, Alexander y John Fredy.
Desplazados
Sus padres tenían como negocio una tienda, pero a raíz de la inseguridad y complicaciones de orden público, por insinuación de su amigo Julio Díaz se desplazaron para Tres Esquinas, en Gigante. Compraron una finca cafetera que ellos llaman El Triunfo.
Población de Tres Esquinas, Gigante, donde reside la familia de Robinson.
Finca de la familia Silva donde Robinson pasa su aislamiento por el Covid 19.
La música
Robinson llegó a esa región a la edad de seis años y ayudaba a sus padres en los oficios agrícolas. Estudió en la I.E. La Colonia y en la I.E. La Vega, luego pasó al Colegio Santa Isabel en Neiva, donde cursó hasta grado noveno, pero no se sintió cómodo con la situación económica y además porque su “piquiña”, como él le llama, era la música.
Robinson Silva con Ernesto Salazar, de la Revista Nueva Imagen, en la finca de Gigante.
Sueños
“La piquiña del sueño del canto me nació en el campo, prendía mi radiecito, me ponía a coger café, escuchar música de Darío Gómez, Luis Alberto Posada, pero siempre estaba pensando en escuchar el nombre de Robinson Silva cantando”.
Robinso, llevando bultos de café para el pesaje.
Música campesina
Desde muy pequeño se dedicó al acompañamiento de grupos de música campesina en esa zona rural del Huila en bares, cantinas y tiendas de la región. “Mi ilusión desde pequeño era la música y empecé a cantar y a aprender algunas notas en la guitarra”.
Recogiendo café con una de sus sobrinas.
Indigente
Por recomendación de amigos se desplazó a Neiva buscando sobresalir en este oficio. Viajó sin siquiera pedirle permiso de sus padres. En la capital también acompañaba grupos musicales. Pedía permiso para cantar en tarimas, fue indigente en las calles de Neiva, mas no drogadicto, como aclara. Así conseguía recursos con la meta de ahorrar y sobresalir.
Alistando el trapiche al que llaman “matajachos”, para luego saborear el delicioso guarapo de caña.
Apoyo familiar
Gracias al apoyo de un tío, Juan de Jesús Cerdera, hermano medio del papá, con quien vivió en su casa, logró superar ese amargo momento de su vida. Entró a estudiar música en el Conservatorio del Huila por intermedio de un dirigente político.
Yael
Uno de sus apoyos en Neiva fue Yael Garaviño, persona muy importante en su vida musical, su profesor y quien lo ayudó en todo el proceso de superación. Fue como un segundo padre, lo puso a estudiar música en el Colegio Cooperativo de Utrahuilca, del cual era Rector. Lo contactó con personas influyentes que le permitían dar serenatas.
Reside en una finca cafetera del municipio de Gigante.
En tomaderos
“Recuerdo que empecé cantando en tugurios por la carrera segunda y en sitios más elegantes como La Alhambra, Café Manolo, Guaitipán, el Billar Internacional, El Molino, Discoteca Arde París, La Fonda Paisa, San Sebastián, Super Pollo y unos tomaderos que había cerca a la estación del Ferrocarril”, cuenta Robinson.
Este carro es regalo de un admirador de su música.
Apareció Julio
A la edad de 16 años, deambulaba por las calles de Neiva rebuscándose tocatas y serenatas. Cualquier día encontró a un paisa dueño de una ferretería que ya no existe. Este señor le hizo saber que su voz era parecida a la de Julio Jaramillo, el famoso artista ecuatoriano ya fallecido, conocido como “El Ruiseñor de América”.
Ganaba dinero
Era muy difícil encontrar música de Julio Jaramillo, en ese momento se escuchaban más los ritmos norteños. Para deleitarse con la música de Jaramillo había que obligatoriamente entrar a esos sitios donde los ganaderos de grandes sombreros lo hacían cantar la música del artista ecuatoriano y le daban buena platica.
“Gané gracias a los que votaron por mí en los 16 programas en vivo”.
Autodidacta
Para él era difícil perfeccionar la voz de Julio Jaramillo porque el original tenía una mezcla de acento ecuatoriano y argentino, que en nada se parece al dejo huilense. En plan de autodidacta fue perfeccionando durante más de quince años su imitación. Fue ahí cuando llegó la oportunidad para participar en el programa “Yo me Llamo”.
Su hermano Cristian Silva, quien además es su manager, el concejal de Garzón Alveiro Manjarres y el empresario Humberto Meléndez Puentes.
Soy como soy
Su imitación era casi perfecta. Durante el concurso trataron de cambiarle sus maneras, pero para él era muy difícil porque siempre quiso tener su propia forma de interpretar la voz de Julio Jaramillo que lo hizo grande.
Bogotá
A la edad de 18 años fue contratado para una presentación en Bogotá por intermedio de la Policía Nacional en la Pensipol, evento que lo entusiasmó para radicarse en esa ciudad y dedicarse a estudiar música.
Difícil
En el año 2004 se presentó al primer concurso, Factor X, siguieron muchos más de émulos a nivel nacional y a todos llegaba, pero en ninguno sobresalió, al punto de desilusionarse y por poco retirarse definitivamente de esta actividad.
Entre 80 mil
Persistió y le llegó la oportunidad de presentarse al concurso “Yo me Llamo”. Después de casi tres lustros de sacrificios, viajes, incomodidades, logró en el año 2018 el sueño de alcanzar el éxito como cantante, triunfando en el programa concurso, donde tuvo que competir con cerca de 80 mil aspirantes.
“Reconozco que este triunfo es como ganarse un baloto”.
En familia
En época del concurso ya había regresado a Tres Esquinas, Gigante, pueblo que adora y considera su segunda patria chica. Mientras pasa el aislamiento ayuda al mejoramiento de la finca, a la siembra de frijol, maíz, arveja, tomate de árbol, tomate larga vida en invernadero y a la recolección del cafeto. Se transporta en un vetusto Toyota Corolla, obsequio de un admirador de Medellín durante una de sus presentaciones.
Jurado
Sobre los jurados del concurso, César Scola, Amparo Grisales y Pipe Bueno, opina que el más profesional era Scola y que nunca hubo un contacto con ellos fuera de cámaras. “Amparito es bella persona, pero el triunfo se lo debo a los que votaron por mí en los 16 programas en vivo, si hubiera sido por el jurado no hubiera ganado. Reconozco que este triunfo es como un baloto”.
En Emiratos
Durante el año 2019, después de lograr este sueño, su objetivo era presentarse en muchos lugares de Colombia y luego ir al exterior. Debido la pandemia del Covid-19 no ha podido viajar. Alcanzó a estar en Emiratos Árabes, en presentación en el teatro de un crucero y en un salón de la capital Abu Dabi, donde asistieron muchos latinos.
Poco licor
Su productor musical es Luis Alberto Posada, cantante de música popular, con quien ha grabado dos CD. Una de sus frustraciones es no haber podido componer de su puño y letra una canción. No toma licor cuando trabaja, sólo lo hace en reuniones familiares o cuando asiste a conciertos con amigos.
No toma licor cuando trabaja.
Consejos
Hace unas recomendaciones a los cantantes soñadores: “No desistan, perseveren, luchen todo el tiempo necesario. Hay que sacrificar algunas actividades de la vida para poder llegar, estudiar para perfeccionar la voz porque el tiempo pasa muy rápido y en cualquier momento el triunfo puede llegar. Hay que obrar bien y pedirle a Dios para que todas las cosas se den”, dice finalmente Robinson Silva.
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