Luis Enrique Dussán López es uno de los personajes que más conoce sobre asuntos agropecuarios. No en vano fue asesor, subgerente y gerente nacional de Incora, ocupó la dirección de desarrollo rural en el Ministerio de Agricultura y además, fue presidente de Finagro y también del Banco Agrario. En todos sus cargos ha sido prolífico
Luis Enrique Dussán López es uno de los personajes que más conoce sobre asuntos agropecuarios. No en vano fue asesor, subgerente y gerente nacional de Incora, ocupó la dirección de desarrollo rural en el Ministerio de Agricultura y además, fue presidente de Finagro y también del Banco Agrario. En todos sus cargos ha sido prolífico en resultados para el sector y la comunidad campesina.
Experto en agro.
Fue portada en la edición No. 24 de Nueva Imagen.
El agro
Es ingeniero civil de la Universidad de Los Andes con MBA en Gestión de Agronegocios en la Universidad de Paraná, en Brasil. Durante doce años como Representante a la Cámara por la circunscripción del Huila, entre 2002 y 2014, se caracterizó por iniciativas en beneficio del sector productivo, perteneciendo a la Comisión Quinta, de la cual fue presidente, que se encarga del régimen agropecuario, ecología, medio ambiente, recursos naturales y adjudicación y recuperación de tierras, entre otros.
Tiene un gran equipo de trabajo.
Trayectoria
“En la universidad imaginaba mi vida futura con casco, blue jeans, botas, ejerciendo la ingeniería civil”, dice. Poco a poco tuvo oportunidades, al principio como ingeniero en Empresas Públicas de Neiva y en Obras Públicas y Planeación departamental. Fue secretario de Obras en Campoalegre y director de Transportes y Tránsito del Huila a sus 25 años, en el gobierno de Julio Enrique Ortiz, con el respaldo del entonces diputado Luis Humberto Villarruel. Fue jefe de planeación, subgerente técnico y encargado de la gerencia nacional en Inurbe. Luego estuvo con Naciones Unidas en desarrollo urbano. Regresó al Huila como secretario de Obras de Campoalegre.
Campaña breve
Inicia su aventura política y en su primera aspiración al Congreso en 2002 no creyó salir elegido. Sin embargo, logró la curul a pesar de haber hecho campaña sólo dos meses. Desde luego había una estructura y una posible aspiración en torno a Marlio Villalba Mosquera, quien era concejal y venía haciendo un trabajo que se frustró porque su hermano Rodrigo ejercía como Ministro de Agricultura. Surgió en su reemplazo el nombre de Luis Enrique, que obtuvo buena aceptación dentro del equipo y en la opinión.
En entrevista con Margarita Suárez.
Novato
Llegó al Congreso sin haber ocupado cargos de elección popular. No estaba acostumbrado a la dinámica política y se sentía en el lugar equivocado. Le incomodaba el incumplimiento en los horarios y la manera como actuaban ciertos parlamentarios. Observó que había algunos que hablaban y hablaban y en el recinto nadie los escuchaba. En cambio, otros despertaban la atención de sus colegas y sus argumentos direccionaban decisiones. Quería ser de los congresistas escuchados, se puso en esa tarea y lo logró.
Temas agrarios
Se especializó en temas del agro, profundizando, conociendo experiencias internacionales, leyendo, mirando modelos exitosos, estudiando la institucionalidad, alimentado con la vivencia de su región. Cada semana viajaba al Huila, hablaba con la gente, en especial con los campesinos, quería entender e interpretar su realidad. Así fue estructurando una propuesta que planteaba en el congreso, combinando la comprensión de un entorno con el conocimiento de las políticas y de otras experiencias en modelos de desarrollo agropecuario. “Eso fue muy interesante, era un aprendizaje permanente, con una retroalimentación aquí en la región”.
Productividad
Tiene perfil de técnico. Es puntual, equilibrado, estudioso, sereno y serio. Mantiene excelentes relaciones con gente de diversos pensamientos políticos. En sus planteamientos está más presente la próxima generación que la próxima elección. Aspira ser gobernador del Huila para desarrollar un modelo productivo que tenga en el centro al ser humano. Anhela aplicar toda su experiencia en mejorar la calidad de vida de sus coterráneos.
Fue presidente del Banco Agrario.
Por firmas
Además de inscribirse por firmas, tendrá el respaldo de partidos políticos. “Cuento con el apoyo del partido liberal y estoy en conversaciones con los demás. Estoy invitando a todos los sectores políticos y sociales a que hagamos una propuesta de desarrollo”, dice. Debe obtener 50 mil rúbricas, aunque su meta es recoger más, como ocurrió en sus dos últimas postulaciones al Congreso. “Tomamos esta decisión porque es un buen mecanismo para concitar a todos los sectores, independiente de los colores, de los partidos políticos, que mucha gente se sienta cómoda”, afirma.
Hacerse conocer
“La recolección de firmas puede significar un trabajo político en términos de darme a conocer más. La idea es que sea con amigos, que motiven a la gente para que sepan quién es Luis Enrique Dussán, su hoja de vida, su perfil, sus ejecutorias, sus planteamientos. Es una buena oportunidad de llegarle a todos haciendo parte de la campaña en ese escenario y da legitimidad el ser avalado por la misma ciudadanía”, asegura.
De provincia
Nació en Campoalegre el 20 de octubre de 1966, a las 5 am. Fue madrugador para llegar a este mundo, pero hoy prefiere trasnochar. En esta tierra del norte del Huila vivió hasta los 16 años. Estudiaba en el Colegio Campestre, que quedaba a mitad de camino hacia Neiva, su padre lo llevaba cuando viajaba a laborar en la capital y lo recogía a su regreso. Al terminar bachillerato, se fue a estudiar a Bogotá.
Odontólogos
Sus padres, ya fallecidos, eran odontólogos. Hernando Dussán Romero, nacido en Rivera, le transmitió a su hijo el afecto por este municipio y una buena amistad con la familia del senador Rodrigo Villalba Mosquera. Su madre, Inés López, era oriunda de Filandia, Quindío. Fueron compañeros de facultad en la Universidad Nacional en Bogotá, allí se enamoraron y terminaron carrera. El hizo el año rural en La Plata y ella en Usaquén.
Al Huila
Cuando sus padres se casan, instalan residencia en La Plata, Huila y posteriormente en Campoalegre. Tuvieron cuatro hijos, Margarita la mayor es odontóloga, Carlos Hernando administrador de empresas, Luis Enrique es el tercero y su hermano menor Jorge Alberto, que le decían Chiqui, ingeniero ambiental y sanitario, falleció de un infarto con tan sólo 35 años.
Deporte
En su juventud le gustaba andar en bicicleta y practicar Bicicross. También jugaba fútbol. A pesar de su espigada estatura, de 1.81 m, jugaba en cualquier posición menos de arquero. “Yo creía que era muy bueno y le decía a mi mamá que le apurara con el almuerzo porque si no llegaba a tiempo perdíamos el partido”, recuerda.
Con Abelardo
Fue buen estudiante, ocupaba los primeros lugares en el colegio, las matemáticas eran su fuerte. Poco le gustaba leer, hasta cuando entró a la universidad y su profesor de Historia de Roma y de Grecia, era nada menos que Abelardo Forero Benavides. Sus relatos eran tan agradables que se enamoró de la historia y empezó a leer sobre el tema. Se dio cuenta de lo importante que es para la vida. “Ahí está el desarrollo de la humanidad”, dice.
Música
Le gusta tocar guitarra, tiple y cantar, además lo hace bien. Al llegar a la universidad dio el paso añorado de pertenecer a la Tuna de Los Andes, con la cual viajó e hizo amigos. En las reuniones sociales interpretaba baladas y le encantaban los temas de Leonardo Favio. De hecho, a su esposa, la santandereana Clara Cecilia Moreno Correa, ingeniera civil de la Universidad Católica, la conquistó cantándole “Ni el Clavel ni la Rosa”. Su amor fue a primera vista, “flechazo” como se dice popularmente. Se conocieron en época de San Pedro, en un paseo a la finca La Dominga en Rivera, donde coincidieron.
Dos bodas
Cree en Dios y propende por mejorar a diario como ser humano. “Soy absolutamente respetuoso de las creencias religiosas”, dice. Con Clarita, como llaman cariñosamente a su esposa, se ha casado dos veces por el rito católico. Después de tres años de noviazgo, le propuso matrimonio en una buseta. Le compró una rosa, se la entregó y le pidió que se casaran. Veinticinco años después renovaron votos en una iglesia de Barichara, Santander. No tienen hijos y viven el día a día como un par de novios. Están radicados en Neiva. Clarita lo acompaña en sus correrías y se ha constituido en pilar fundamental de su campaña.
Con Clarita se han casado dos veces.
Campaña
“He sentido el aprecio de la gente, estoy optimista”, afirma. Es estudioso y le gusta profundizar y buscar soluciones estructurales. Aspira a ser gobernador con una propuesta de fortalecimiento agropecuario, incentivo a la productividad y generación de ingresos. Le preocupa la situación de pobreza y el deterioro social, especialmente la drogadicción en jóvenes y niños. También el estado de las vías en el Huila, que frena el desarrollo. No sólo las principales sino también los accesos a varios municipios y las vías terciarias.
¿Cómo mejorar los ingresos de los huilenses?
“El tema hay que verlo a la luz de un modelo productivo. Creo que ahí tenemos que hacer un mayor esfuerzo, tener una agenda común pero eficaz de productividad y competitividad del Huila. Hoy contamos con una de hace 15 años, que se ha ido actualizando, de la cual fui partícipe activo como delegado de los congresistas. Pero la propuesta es bajarnos más a lo local, ejercer un gran liderazgo para comprometer a todos los actores, articular la institucionalidad pública y privada, las autoridades municipales, a toda la población, para que tengamos clara una misma visión y trabajemos todos en esa dirección”.
Ordenamiento
Aquí surge el concepto de ordenamiento productivo del territorio, que en otros países ha sido exitoso. Apuntando a ello, aportó en la creación de la UPRA – Unidad de Planificación Rural Agropecuaria. “Hay que producir ordenadamente, de acuerdo a la vocación y los mercados, enfocando esfuerzos de infraestructura, investigación y educación pertinente, conectividad, formación empresarial, hacia un modelo productivo común. Especializando gente para hacer transferencia de tecnología. Con un rumbo productivo acordado entre todos, soportado técnicamente y con todos avanzando en la misma dirección. Sin caer en una visión productivista y siempre teniendo en cuenta el ser humano”.
¿Cómo involucrar a las personas en esta visión?
“No hay nada más social que la gente tenga sus propios ingresos para sacar adelante a su familia con dignidad y no esperando que el estado les regale todo. Es a partir de la construcción colectiva del capital humano, con personas trabajadoras, íntegras, solidarias y comprometidas, como se logra construir sociedad, el nivel de desarrollo deseado y la convivencia en paz. No sólo empleo sino personas que desarrollen su propio trabajo, generando ingresos de una manera honrada, competitiva y sostenible. Hay que hacer las cosas al derecho, con toda la institucionalidad, con soporte técnico, con amplia participación, para tener certeza que no solo es viable, sino que nos compromete a todos”.
Críticas
Recién salió de la presidencia del Banco Agrario, recibió críticas de su sucesor. En ese momento no pudo responderle, por encontrarse convaleciente de una cirugía. Hoy lo hace con la convicción que su gestión fue fundamental para retomar el rumbo de la entidad. “La razón de ser del Banco Agrario es llegar a donde nadie llega, los campesinos de Colombia. No es producir riqueza sino rentabilidad social pues es de fomento, sin dejar de ser sostenible. Lo dejé generando utilidades. En 2017 fueron $370 mil millones, que garantizan su sostenibilidad. Lo entregamos con calificación triple A, los estándares más altos definidos por las calificadoras de riesgo nacional e internacional”.
¿Qué fue lo más importante de su gestión?
“Fueron muchas cosas. Redireccionamos el Banco, retomamos el rumbo hacia el agro. Toda una política para apoyar al pequeño productor, a los campesinos. Ese fue el foco principal. El Banco venía haciendo la tarea fácil de prestarle a grandes empresas, incluso de otros sectores, ahí está el caso de Navelena, que encontramos y resolvimos eficazmente. Claro, es más liviano hacer un solo crédito de $120 mil millones, que 120 mil préstamos de un millón. Por eso los bancos privados no se meten con el pequeño productor, el costo operativo es muy alto y el riesgo mayor. Nosotros en cambio crecimos en número de créditos al pequeño productor en un 40% en dos años”.
¿Y los servicios financieros?
“Redujimos las tarifas por servicios financieros, las bajamos porque es para los campesinos, pusimos tasas de interés más blandas, implantamos productos y servicios a la medida de los campesinos como el Agrolisto (créditos preaprobados con menores tasas para los 240 mil campesinos mejores clientes), la tarjeta de crédito de agroinsumos con tasas muy blandas, sin cuota de manejo y forma de pago acorde con cada actividad productiva”.
¿Se creó un nuevo modelo de atención?
“Un nuevo modelo de atención donde los asesores visitan al campesino para ayudarle a estructurar sus créditos y acompañarlos para que les vaya bien. Pero con tecnología, con tabletas, originando créditos en tiempo real, con todo un tema técnico detrás, desarrollamos un software especial y un modelo de costos de producción por cada región, de rendimientos, precios de mercado, todo un trabajo dirigido al agro acercando cada vez más al campesino. Eso lo dejamos montado, piloteándose, creo que lo lanzaron hace poco como cosa nueva. Me da satisfacción que continuaron las iniciativas”.
¿Cómo conservar el talento humano del Banco?
“Hicimos una gran tarea con los colaboradores. La nivelación salarial fue una de ellas. Había alta rotación de personal, que se iban porque los otros bancos les ofrecían mejores salarios, fortalecimos la formación del talento humano y desarrollamos un sistema más transparente de selección de personal, así como de reconocimiento al desempeño y de promoción de los mejores talentos”.
Infraestructura
Se pregunta nuestro entrevistado: “¿Qué sacamos con generar utilidades si las oficinas del Banco están que se caen, los funcionarios trabajando mal, los campesinos llegando a unas instalaciones en mal estado?” Y él mismo responde: “Por eso se remodelaron 500 oficinas en el país y se amplió la cobertura”.
¿Cuántas oficinas abrieron?
“En un momento donde empezábamos a hablar de la construcción de paz y de recuperar la presencia del estado en el territorio, el primero que tenía que llegar era el Banco. Empezamos a abrir oficinas nuevas. Antes, se abrían dos cada año y nosotros abrimos 45 oficinas tradicionales en dos años. Pero además nos ideamos unas oficinas extendidas que dependen de una principal, son pequeñas, se hicieron en convenio con corresponsales bancarios, montamos 98 oficinas de esas en el país. En total, en dos años fueron 143 oficinas sumadas unas y otras, cuando antes se abrían dos por año”.
Nuevas en Huila
En el Huila se abrieron oficinas tradicionales en Palermo, Surabastos (Neiva) y Bruselas (Pitalito), y extendidas en Belén de La Plata, en San Adolfo de Acevedo, en Vegalarga de Neiva, en Zuluaga de Garzón y en Maito de Tarqui.
Edificio y tecnología
El edificio administrativo principal, considerado patrimonio arquitectónico, lo encontró destruido y debió solucionar el problema que había surgido con el contratista encargado de remodelarlo. Avanzó en temas tecnológicos, como la creación de la aplicación móvil para celular y la renovación de la banca virtual para transacciones por internet. Se lanzó un programa piloto de billetera móvil campesina para transacciones desde cualquier tipo de celular. “Todo eso obviamente cuesta, se nos bajaron un poco las utilidades, pero logramos rentabilidad social, que es el objetivo del Banco. Para mí, siempre los indicadores más importantes eran los de impacto social”, afirma.
¿Cómo manejó la cartera?
“El agropecuario es el sector más riesgoso, por la cantidad de variables que no se controlan como clima, plagas, fitosanitarios, mercados volátiles, precios, comercialización, informalidad, todo es incierto. Siempre la cartera vencida del agro ha sido la más alta. Veníamos en un esfuerzo de recuperarla porque puede llegar a un punto insostenible. Afrontamos esto originando mejores créditos, con arreglos especiales de cartera entendiendo esa realidad de los campesinos, con incentivos al buen pago como el Agrolisto y atacando el fraude. Esto nos llevó a presentar una cartera con menor ritmo de deterioro que el resto de la banca. También dejamos una propuesta de Ley para que el crédito agropecuario tenga tratamiento diferencial. El Banco debe consolidarse como de fomento agropecuario”.
¿Dedicarse sólo al agro?
“Nos dedicamos al sector agropecuario, cerramos créditos y servicios financieros de otra naturaleza. Además de ser esa nuestra convicción, nos motivó el problema que recibimos con el caso de Navelena y que afortunadamente solucionamos exitosamente pues no solo recuperamos los $120 mil millones, sino que obtuvimos ganancias por $37 mil millones. Empezamos a depurar los créditos de las grandes empresas de otros sectores, que tienen acceso a crédito con los demás bancos. El Banco Agrario se creó para los productores que no tienen acceso a otros bancos. Es el único público dedicado al pequeño productor. Se les había olvidado, nosotros lo que hicimos fue redireccionarlo”.
¿Cómo orientar a los campesinos en aspectos monetarios?
“Con capacitación, educación económica y financiera. Los bancos están obligados a hacerla. Hicimos una estrategia de formador de formadores, para multiplicar dentro de los mismos colaboradores. En 2016 el número de campesinos capacitados había sido de 22 mil, importante y cumpliendo la norma, en el 2017 llegamos a 833 mil, ese fue el salto que dimos, que para mí eso es esencial porque a los campesinos tenemos que ayudarles a formarlos y a manejar sus cuentas. Se dio capacitación también a niños a través del programa Banagraritos y en los colegios.”
¿Cómo manejaron el proceso con los desmovilizados?
“En el proceso de reincorporación de las guerrillas de las FARC fuimos los primeros que llegamos a darles capacitación y abrirles cuentas porque iban a empezar a recibir un pago. La gran mayoría de ellos nunca habían tenido relación con el sistema financiero. Se trataron conceptos como ahorro y cultura de pago”.
Proyectos piloto
“Casi todos los proyectos piloto los iniciamos en el Huila. Lanzamos el programa de redes productivas en convenio con Cadefihuila, se trata de un portafolio de instrumentos y servicios financieros a la medida de una cadena productiva. Arrancamos con café y lo dejamos en proceso para extenderlo en ese producto a todo el país. Estábamos en el diseño del instrumento para arroz, palma, ganadería y cacao. La billetera móvil campesina también se empezó a pilotear en el Huila”.
¿Está de acuerdo con la construcción de más represas en el Huila?
“Claro que no. Con el Quimbo, cuando nos dimos cuenta ya el gobierno nacional había aprobado el proyecto sin consultar a las regiones afectadas. Por presión que varios hicimos, previo a la licencia ambiental, algo se logró en compensaciones ambientales, productivas y sociales. Lastimosamente nada estructural como una tarifa especial para las regiones productoras de energía, el uso del embalse multipropósito, distritos de riego, dotación de acueductos y que el departamento fuera socio. De los compromisos casi nada se ha cumplido. Este tema hay que ponerlo nuevamente sobre la mesa, ya están generando ingresos ellos, produciendo energía, pero el Huila se quedó viendo un chispero y recibiendo los impactos negativos en lo ambiental y socioeconómico”.
¿Qué se puede hacer para lograr una tarifa diferencial?
“Intenté varias veces un proyecto de ley que infortunadamente el gobierno no apoyó en esa época, para que parte de las compensaciones, fuera una tarifa especial para las regiones productoras de energía. Por el contrario, aquí en el Huila lo que estamos viendo es que tenemos la segunda tarifa más alta. Creo que esta discusión todavía está muy vigente, debemos seguir presionando en la tarifa diferencial y trabajar en la generación de energía renovable con fuentes alternas como la solar, eólica, biomasa, etc., pero con mayor autonomía territorial”.
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